Se trata de un principio que data del siglo III AC o incluso anterior y es un concepto fundamental en la filosofía y en la cultura china en general.
El concepto del Yin y el Yang se hizo popular a raíz del trabajo realizado por la escuela china Yinyang, en la cual se estudiaba filosofía y cosmología. Su principal defensor fue Tsou Yen, que creía que la vida pasaba por cinco fases: fuego, agua, metal, madera y tierra, las cuales se intercambiaban continuamente según el principio del Yin y el Yang.
El principio del Yin y el Yang se basa en que todas las cosas existen como opuestos inseparables y contradictorios (por ejemplo hombre-mujer, luz-oscuridad, juventud-vejez). Es decir, los dos opuestos (el Yin y el Yang) se atraen y complementan entre sí y, tal como se puede observar en el símbolo que lo representa, cada uno de los lados tiene en el centro un elemento del otro, representado por un punto del color opuesto.
El símbolo gráfico también nos da a entender que ninguno de los dos polos es superior al otro, por lo que el aumento de uno implica la disminución del otro, debe alcanzarse un equilibrio entre los dos polos para alcanzar la armonía.
El Yin tiene mayor influencia en el solsticio de invierno y está asociado a lo femenino, la oscuridad, la pasividad y la tierra, mientras que el Yang tiene mayor influencia en el solsticio de verano y está asociado a lo masculino, la luz, lo activo y el cielo. Según esta filosofía, ambos son necesarios para mantener el equilibrio universal.